1. Recordamos que en el informe de Cooper que vimos en el módulo anterior se dice que las “aspiraciones (de los países trilaterales) deberían ir más allá de solo enfrentarse con los sucesos futuros a tratar de modelar esos eventos” (en negrita en el original). La afirmación lleva a la pregunta: ¿el futuro, se enfrenta o se construye? La respuesta sin duda depende de las circunstancias. Hay situaciones que nos sorprenden; en ese caso no nos queda más remedio que “enfrentar” los imprevistos. Sin embargo no siempre es así aún en los casos de que se trate de simples actividades. La decisión de hacer algo en todos los casos está precedida de una actividad mental donde se prevén las diversas situaciones cuya concatenación nos lleva a una meta. Imaginar la sucesión de distintos escenarios nos permite describir, antes de recorrerlo, el camino necesario para el logro de un resultado. En sistemas de gran escala, el procedimiento es similar salvo que se utilizan técnicas que están a otro nivel que las simples decisiones personales. Las técnicas hoy disponibles en ciertos niveles permiten construir el futuro hasta devenirlo en “un insumo más” para el desarrollo de procesos.
2. Se puede hablar de una ciencia que se denomina prospectiva que permite construir el futuro con una serie de funciones no realizadas solo mentalmente sino con ayuda de dispositivos mecánicos y electrónicos. Nace de un conjunto de disciplinas que alcanzan la suficiente madurez como para que su vinculación sinérgica diera lugar a la creación de la herramienta; se pueden mencionar entre ellas la matemática, la computación y la teoría general de los sistemas. La teoría general de los sistemas (TGS) tuvo un enorme impacto en la epistemología al promover una superación de la visión analítica que fragmenta la realidad en múltiples compartimentos. Por el contrario, el enfoque sistémico que se deriva de la TGS lleva a ver la realidad en su conjunto, con sus elementos relacionados, y las interacciones que se entablan entre ellos.
3. Modelo viene de med que significa pensar. Con respecto a este tema, se pueden considerar tres tipos de modelos: el mental, el matemático y el computacional. El primero se refiere al reflejo de la realidad en la mente, es decir, la composición de lugar que nos hacemos cuando estamos observando. Están los modelos matemáticos que permiten representar la realidad con ecuaciones matemáticas. Un modelo matemático, puede contener millones de ecuaciones. Por último, los llamados algoritmos permiten traducir las ecuaciones matemáticas al lenguaje de la computadora y dar lugar a modelos computacionales; éstos hacen posible trabajar al mismo tiempo con una cantidad de ecuaciones y a velocidades mayores que la mente. Lo que Napoleón con su estado mayor hacía antes de la batalla, que era imaginar los distintos escenarios que se le podían presentar en el terreno, ponderar sus riesgos y las posibilidades de la justa, ahora se puede hacer a máquina. Nace la simulación de escenarios que hace posible “ver” cómo varían los futuros según las condiciones de partida que se impongan. Entre los distintos escenarios se evalúan los de más probable ocurrencia, de ellos se elige el más conveniente de acuerdo a lo que se desea, y se pondera la factibilidad de su realización.
4. Por su parte, el pronóstico también es tributario del futuro, pero de otra forma. En este caso se opera con ayuda de lo que se denomina “hipótesis deductiva”. Veamos un ejemplo que ya hemos trabajado, el de los foros de los setenta. La hipótesis deductiva tiene 4 pasos: observación, formulación, deducción, verificación.
1. Observo (realidad) que el tipo de medidas de respuesta a la crisis en curso se condicen con formulaciones de los foros de consenso de los setenta
2. Formulo la siguiente hipótesis (abstracción): “si los consensos de los setenta fueron establecidos por actores con capacidad de decisión global entonces constituyen un vector de poder estratégico
3. Deduzco que a lo largo de un lapso de tiempo (experiencia) se verificarán respuestas concordantes con la letra y el espíritu de lo consensuado en los ‘70
4. Compruebo (momento empírico) la verdad (verificación) de los enunciados a través de una cantidad demostrativa de casos.
El pronóstico no es adivinación; es un uso particular de los modelos que consiste en introducir por la parte de atrás del modelo, en el sentido del futuro, una cantidad de información definida para ver qué resultados nos depara a la salida; por ejemplo, en un modelo de circulación atmosférica, introducir las variables meteorológicas del día (temperatura, presión, velocidad y dirección del viento, composición de los gases del aire, etc.) para que el modelo nos diga qué tiempo reinará mañana para redactar el parte meteorológico.
5. Legítimamente se puede preguntar sobre el rol de un pronóstico, aparte de la obvia utilidad. El juego de lo potencial (abstracto, virtual) tiene la ventaja de poner en tensión una serie de mecanismos inteligentes en el individuo que no se disparan con las actividades rutinarias. El decir “va a pasar tal cosa” compromete al emisor del juicio con algo virtual cuya ocurrencia aún no ha tenido lugar. Predispone a estar atento con el devenir para verificar el acierto o la falla. Establece un juego mental con distintas opciones lo que acarrea la noción de complejidad. Interacciona con el entorno en forma sinérgica desarrollando la capacidad de observación y extendiendo el rango de lo observable. Le permite, al comparar para emitir el juicio, manejarse en una porción mayor de proceso hacia adelante y hacia atrás. Desestabiliza por temor al equívoco, lo que trae aparejado un vivificante estado de desestructuración. Mayor compromiso con la realidad presente o futura; sale de lo cotidiano. Asume riesgo al salir del anodino “si, entonces” en cuyo caso no se abandona lo obvio ni tampoco la cerrazón y la ceguera sobre lo que puede pasar. Los “seguros” en todo caso se ponen a prueba…
La realización compromete. Permite poner a prueba las sensaciones, los supuestos, lo establecido, lo dado, lo admitido, lo indiscutible, las evidencias, los trascendidos… Se aprende más del error que del acierto. Contrasta los marcos teóricos, la percepción que uno tiene de los fenómenos. El pronóstico se evalúa ex-post a la luz de los acontecimientos y permite ajustar un marco teórico. No se puede ejercitar sin una visión integral que tenga en cuenta y establezca las diversas relaciones entre la mayor cantidad de elementos. El pronóstico no se discute, se contrasta; nada se desecha, todo queda en suspenso. El disenso es enriquecedor. Y cuanto más diversa sea la percepción, más cantidad de visiones existan, más opciones se ofrecen al proceso de evaluación de resultados. En suma, es un ejercicio que enriqueces la toma de decisiones.
6. Uno de los factores de mayor preponderancia para la construcción de los escenarios futuros es el cambio que se ha producido en la humanidad en la disposición de recursos: se ha pasado del reino de la escasez, en el que hombre vivió desde su origen, al de la abundancia, como hemos visto en el módulo anterior. Ya la disyuntiva no reside en la distribución de recursos escasos entre necesidades elementales insatisfechas, como persisten en plantear algunas disciplinas. El problema se ha invertido; hoy se traduce en la inexistencia de necesidades suficientemente diversificadas capaz de satisfacer la abundante oferta de bienes y servicios disponibles hoy en el mundo como consecuencia del impacto en la producción de la revolución científica y tecnológica. Por eso la preocupación principal de la economía global es la construcción de mercados. Desde ese marco teórico es posibles explicar movimientos actuales y anticipar los futuros, en cuestiones referidas a la (re)inclusión social de los individuos y sus familias que nunca estuvieron adentro del sistema o lo estuvieron y fueron expulsados por las políticas de ajuste neoliberales. Ya Mitterrand lo dijo en 1989: “necesitamos 2000 millones de nuevos consumidores”. Para ello “solo” falta organizar la logística para que la producción pueda llegar a los consumidores potenciales para que el sistema funcione a pleno.
7. Existen políticas en la actualidad que están dando resultados asombrosos, sobre todo en China e India, si nos referimos específicamente al crecimiento, la creación de trabajo en gran escala y la apertura de vías de inclusión social, medidos por indicadores básicamente económicos. El crecimiento de la clase media en solo 15 años que ha pasado de ser 1/3 a 2/3 de la población total del planeta, está indicando una tendencia que no se detendrá hasta que su incidencia alcance a todas las familias. El aserto tiene una lógica capitalista inexorable: si se produce algo tiene que haber quien lo compre. De la agenda global, remontar las situaciones de pobreza se ubica en primer lugar. En este sentido, la asistencia al África adquirirá un carácter hasta se podría decir de urgencia y cercanía: ya los medios han mostrado la relación del triunfo de Obama con el apoyo a esta perspectiva. En la cooperación –de nuevo tipo por sus características más intervencionistas, como la reciente en Haití por parte de EEUU- jugarán un importante rol Cuba, Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina, por el Atlántico; cuanto menos India y China por el Índico. Un juego de pinzas que tendrá a Sudáfrica como bisagra, en todo lo referido a la parte subsahariana. El mundial de futbol adquiere en este sentido un contenido simbólico insoslayable.
8. La crisis va a continuar por unos años; es funcional al “alistamiento” para la globalización por abajo; un periodo en el que lo dominante será salir del nivel macro en el que la globalización que se ha venido desenvolviendo hasta ahora, y facilitar su accionar a niveles más bajos. Eso no quiere decir que ya el año que viene algunas economías estén mostrando signos de recuperación, incluso modestos índices positivos de crecimiento, sobre todo en los llamados países emergentes por los precios favorables de algunos commodities. Pero no se debe obviar el hecho de que la crisis económica y financiera es una herramienta formidable de transformación; no se la va a desaprovechar porque lo que aquí está juego es un cambio epocal, una mutación de eras, una puesta en tela de juicio del conjunto del hábitat terrestre. Salir de la crisis no depende solo del crecimiento. Aunque existe una predisposición a ver lo económico y financiero como su referencia –como la fiebre en un enfermo es su manifestación más epidérmica-, el mundo se dirige estratégicamente a un cambio profundo de tipo geopolítico, es decir, vinculado directamente con una visión multidireccional del territorio. Donde la crisis va a pegar más fuerte –como ocurrió en los setenta cuando la estructura económica social se dio vuelta como un guante, como hemos visto en el módulo 3- será en los EEUU.
9. Pero la crisis no se detendrá ahí. Aunque no tengan la repercusión de la caída de Wall Street y General Motors, los cambios en el resto de los países del mundo serán de esa significación. En perspectiva, se está poniendo el foco en las cuestiones geopolíticas, aspectos territoriales y de configuración institucional, producto de la evolución del proyecto globalizador. La tan mentada “unipolaridad” en el concierto de las naciones del mundo, dará lugar transitoriamente a una configuración global marcada por la multipolaridad, la acentuación del cuestionamiento al estado nación, el incremento del regionalismo, y profundas transformaciones socio productivas al interior de los territorios. Para el presidente del Banco Mundial “el multilateralismo moderno no será un sistema jerárquico, sino que se parecerá más al alcance mundial de Internet, interconectando a cada vez más países, empresas, individuos y organizaciones no gubernamentales a través de una red flexible”
10. En el caso americano, por la fuerza innovativa de sus territorios, las crisis han sido de mayor efecto pero a la larga han jugado como factores de regeneración. Por los setenta, el vaciamiento y la desactivación de eslabones enteros de su sistema productivo en todos sus niveles –trasladadas a China por esa ley no formulada de la globalización según la cual “se produce una centrifugación continua de la producción de menor valor agregado desde territorios de mayor a los de menor potencial de innovación”- liberó al mercado y puso en disponibilidad científicos y tecnólogos, mano de obra calificada y aptitud empresarial que fueron reorientados a fortalecer sectores productivos de punta que desde el territorio americano hoy pueden mostrar una posición de preeminencia. Pero ese proceso industrial de constante renovación, que caracteriza a los EEUU como el territorio de innovación de mayor potencial, se hace sobre otras bases de las tradicionales. A nadie se le ocurriría hoy comparar empresas nuevas como Microsoft, Intel o Google con otras de sus empresas emblemáticas.
11. La transformación de las automotrices de Detroit es el fin del capitalismo emblemático. Luego de la reconversión de los ’70 comentada más arriba, es un golpe de karate a la concepción más clásica del capitalismo americano. “No es una opción” dejarlas caer había dicho el presidente electo, pero deberán reconvertirse para fabricar coches más chicos y menos gastadores. Con los días se fue demostrando que lo que está en juego no es un problema financiero circunstancial de las grandes empresas. La consigna implicaba una pulsión transformante difícil de calibrar en ese momento aunque sí intuir y que ahora se pone en evidencia con el reciente discurso de Obama en la Universidad de Georgetown: se producirán impactos en el empleo, la calificación de recursos humanos, la especialización en modelos de autos, centrifugación productiva; en resumen, una serie de consecuencias inéditas dadas en el país capitalista más avanzado. Empero, como se ha dicho más arriba, a partir de su potencial de innovación, los territorios americanos afectados, a la larga se verán favorecidos con nuevos paradigmas productivos que los mantenga en la cresta de la ola modernizadora.
12. En su dimensión global, los sucesivos escenarios de la crisis se irán abriendo como las pestañas de Internet según una agenda que no puede obviar temas como pobreza / alimentos, comercio / proteccionismo, cambio climático / mercado de bonos de carbono, contaminación / energías renovables, junto a diversos temas más locales como crisis del estado-nación / gobernabilidad / regionalizaciones / desarrollo local, equilibrios demográficos (relocalizaciones poblacionales y migraciones), hasta llegar al tema de la institucionalización de un gobierno mundial, y toda una serie de temas que hoy no aparecen prioritarios pero que irán cobrando creciente protagonismo a medida que los que son urgentes se vayan poniendo en marcha: manejo sustentable de los océanos, conectividad terrestre de alta velocidad para el transporte de personas y bienes, amplia gama de recursos naturales, biodiversidad, armamentos remanentes, espacio, etc. El más abarcativo de todos los temas de agenda, porque actúa sobre la biosfera, como hemos visto es el cambio climático.
13. Cuando se habla de “alistamiento” se está pensando en que si bien la agenda se irá desplegando en forma sucesiva, los distintos escenarios de negociación quedaran abiertos por décadas, y terminarán evolucionando en forma simultánea. Esta afirmación no se apoya en valores; no tiene nada de optimista ni de pesimista. Es una lógica de cambio irremediable, con todas las oportunidades y riesgos que entraña un rumbo mutacional. Los procesos más tangibles en el mediano plazo serán en definitiva el avance inexorable de las reconfiguraciones territoriales. No es posible imaginar para siempre un mundo de naciones: según los preceptos globales los estadonaciones ya cumplieron su ciclo con 200 años de vida. Europa ya está casi regionalizada (véase: www.crpm.org). En EEUU es una novedad la forma de ver el territorio desde la Reserva Federal (véase www.federalreserve.gov/otherfrb.htm) . No hay país que pueda soslayar ese destino.
14. Transitoriamente se irán conformando una diversidad de agrupamientos teniendo en cuenta distinto tipo de afinidades en la búsqueda de mejores posiciones globales. Así, convivirán diversas configuraciones y los países podrán ser parte de más de una de ellas. Por caso, nuestro país puede pertenecer al Mercosur, Unasur, el ALCA y otras formas de agrupamiento. Todo es transitorio y dinámico. Por lo pronto, de inmediato se han comenzado a normalizar conflictos regionales algunos de larga data. En nuestra región Obama avanzó con el tema del bloqueo a Cuba, se ha dado cierre al tema de los límites derivados de la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. Seguramente muy pronto se pondrá sobre el tapete las desgraciadas consecuencias de la guerra del Pacífico entre Bolivia, Perú y Chile. Asimismo, otro hecho es que se comienza a administrar con mayor racionalidad los recursos destinados al manejo de las cuestiones regionales, evitando la superposición de esfuerzos. Por ejemplo, se registró recientemente una convergencia en Brasil de cuatro agrupamientos: Mercosur, grupo de Río, Unasur y América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo; los representantes de los países –cambiando de bonetes según la oportunidad- desarrollaron en Salvador de Bahía cuatro reuniones cumbres sucesivas a lo largo de dos días. Así va siendo en otras regiones. Sin embargo, los procesos más sustentables y trascendentes serán aquellos que tengan dimensión local y microrregional que es como finalmente se va a organizar el territorio en cada caso para alcanzar masa crítica; todo regido por una función estatal a nivel mundial (no estructurada) con las modernas formas de gestión que posibilitan las tecnologías de la información y las comunicaciones.
15. De aquí en más el foco de la gestión se traslada más a la base, en los lugares donde las variables decisivas no pueden resolverse a nivel macro. ¿Cuáles son esas variables? Algunas son las siguientes: mercado, competencia, equidad, protección, inclusión, regulación, función estatal, consumo, etc. La combinación de esas variables según distintas fórmulas requiere de un tipo distinto de gestión con la participación de nuevos actores que se sumen a los tradicionales. La noción de mercado es clave; es la forma de organización social y productiva que permite poner en movimientos las mejores cualidades de las personas y hacerlas crecer personal y socialmente; implica asumir riesgos, plantearse desafíos, que la persona se sienta plena con los logros y aporte al bienestar común esos sentimientos de autoestima y satisfacción. Naturalmente tiene que existir la equidad entre los más capacitadas y quienes quedan fuera de la competencia, según una ingeniería que haga posible la elevación permanente del conjunto social. La distribución de la riqueza (que no son bolsones de comida ni planes sociales a los que sin embargo se debe apelar aunque transitoriamente toda vez que sea necesario) debe entenderse como poner al alcance de todo ciudadano las mejores opciones para su crecimiento personal y familiar. Hay una acción de regulación estatal que es insoslayable (todo sistema se autorregula pero por medio de la destrucción o la parálisis, lo que es inaceptable cuando hay personas involucradas). Sin embargo, el estado debe desestructurarse progresivamente para que pueda cumplir sus funciones con mayor eficacia. El tema de la reinclusión social por medio del trabajo productivo, y la protección para los más débiles, debe ser motivo de políticas estatales que el mercado por sí mismo no puede resolver. El tema del consumo racional tiene que ver con el bienestar de las familias y el funcionamiento del sistema productivo. En síntesis: se marcha a un sistema mundial en el largo plazo con la organización del capitalismo –mercado- y los valores del progresismo –equidad y solidaridad- sustentada en configuraciones regionales y locales. Se lo suele llamar capitalismo social de mercado.
16. La famosa frase de Helio Jaguaribe -a quien reiteradamente se le escamotea la autoría- que habla del “éxito fatal” de la Argentina, ha dado lugar a tantas mofas que se ha impedido reflexionar sobre sus significados. La cosa es más compleja… y riesgosa.
Efectivamente, Argentina está ingresando en estos tiempos en su segundo ciclo largo de crecimiento luego del primero, agro exportador, atribuido en sus grandes líneas al papel rector de la generación del ’80. Ese modelo, que duró algo más de setenta años, desde 1860 hasta la década del treinta del siglo pasado, tuvo su fase de alistamiento ya desde los años ’20 del siglo XIX coincidente con los desórdenes institucionales que precedieron la llegada de Rosas a la gobernación de Buenos Aires. En el momento de mayor enfrentamiento de Buenos Aires con las potencias coloniales dominantes –los años ’30 y ’40 del siglo XIX- se producían dos fenómenos complementarios: 1) a través de una inmigración incipiente pero calificada, una incesante penetración de oficios, tecnologías sencillas, genética animal y acciones de conocimiento del territorio, que fueron la base para la modernización que se daría luego, 2) un progresivo desgaste de los sectores sociales que conformaban restos de la dominación española.
17. A partir de Pavón y la presidencia de Mitre, se sucedieron setenta años de crecimiento –con idas y venidas- que ubicaron a la Argentina entre las naciones de mayor consideración en el mundo. Pero ese éxito, a pesar de logros insoslayables como lo referido a la educación, la formación de la clase media, la predisposición al ascenso social, carecía delas suficiente bases como para actuar con autonomía ante los condicionamientos externos. Cuando cambiaron las condiciones externas que le daban sustento y sentido la Argentina entró en una espiral de disgregación de la que aún no hemos logrado salir. La culminación de un modelo considerado exitoso fue el inicio de una decadencia irreversible. Paro no pocos formadores de opinión –y la propia historia oficial- consideran este ciclo de crecimiento como un logro sin contradicciones. Pero no es lo mismo crecimiento que desarrollo económico. Y esa es la enseñanza que no nos debe llevar a tropezar con la misma piedra. Argentina a partir de ahora va a crecer de la manera que lo hizo en el siglo XIX. Sencillamente porque la nueva división internacional del trabajo requiere de insumos que nuestro país puede proveer con ventajas derivadas de su potencial productivo, especialización, recursos y escasa población. Sin embargo, el desafío es el desarrollo en todos los sentidos.
18. La Argentina tiene que comenzar a resolver un problema que le llevará décadas culminar: el del conurbano bonaerense, su crítico problema estructural. El cambio de tendencia presupone políticas activas y claramente explicitadas de desarrollo territorial para dar salida a los desequilibrios de las cargas demográficas que hoy oprimen a nuestro país y dan sustento a su perverso sistema político. Se deben desatar procesos de regionalización a todo nivel, en especial subregionales transfronterizas, para ir suplantando progresivamente los caprichosos diseños decimonónicos de nuestros estadonaciones, por configuraciones ecosistémicas que respeten el conjunto de identidades que fueron tronchadas oportunamente. Si con autonomía e inteligencia se ponen en marcha esos procesos democráticos de desarrollo económico y social, el resto caerá por gravedad, atraído por las pulsiones globalizadoras que están afectando creciente e inexorablemente a nuestra región.
jueves, 29 de abril de 2010
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